“La evaluación del escrito debe basarse en tareas cuyos objetivos comunicativos sean apropiados para el sujeto evaluado. Las tareas deben tener contextos claros y comprensibles para los estudiantes.” Cassany, Daniel

No sé si se trata de inseguridad personal derivada de la niñez y la juventud, pero el tema "exámenes" aún me causa una sensación de nervios. Cuando era más pequeña la relación automática con este tema era exámenes= etiqueta de "capaz" o "incapaz", lo agradable del asunto es comprobar que un examen no es la única evidencia para demostrar que se ha aprendido o que se ha alcanzado un objetivo de aprendizaje.
Ahora, después de 27 años cuando tomo un curso en donde me dicen que mi desempeño se evaluará con un solo examen, me queda una sensación de espanto y hasta de molestia... ¿todo el trabajo ceñido a un momento?
Creo que a lo largo de mi vida como estudiante, las evaluaciones que me han dejado más tranquila son las de aprendizaje de lenguas. En la secundaria y en el bachillerato dividían en tres días las evaluciones de inglés y francés: un día para el writting (hacer un ensayo con una temática y extensión definida), el de speaking (hablar sobre una temática definida o preparar algún diálogo en el marco de una situación) y el de grammar (como su nombre lo indica eran reflexiones gramaticales); las dos primeras evaluaciones tenían una duración de 50 mins., mientras que la última era de 100. En lo personal, esta metodología era la que me dejaba más tranquila, ya que así sabía que dos de tres evaluaciones me serían más fáciles y hasta relajadas (speaking and writting), podía echar mano de mis experiencias y evidenciar mis puntos de vista, mientras que en la gramática no había para dónde irse: o estudiar estructuras o estudiar estructuras ... éste último era el que más me costaba trabajo.
Las evaluaciones de lenguas nunca me han sido estresantes, bueno, cuando había de por medio una certificación como el TOEFL o el DELF, hasta el ambiente era diferente ya que aunque seguían la misma metodología, la formalidad de la evaluación y el alcance de un certificado cambia la actitud de los estudiantes y en realidad, vuelve la sensación de "aprobé o no aprobé".

Hablando con amigos con los que cursé el bachillerato, hemos coincidido que ni en nuestros exámanes profesionales de licenciatura, ni en nuestros andares como profesionistas en los que hemos dado conferencias, presentaciones o talleres, hemos sentido tanta tensión como cuando presentamos exámenes de física, cálculo y química. Recuerdo que su duración era de cuatro a cinco hrs. Al entrar, nos revisaban las manos para verificar que no teníamos acordeones (chuletas) y nos borraban las memorias de las calculadoras. El espacio donde los llevábamos a cabo variaba, si teníamos un buen promedio nos tocaba estar en aula, si no, en un patio con unas filas interminables de sillas y con cinco o seis maestros situados a lo largo del patio verificando que nadie copiara. El examen consistía en ocho o nueve problemas escritos en dos folios y como diez folios limpios para contestarlos. Creo que esa sensación de estrés, del silencio que se generaba es algo que aún en mis sueños tengo presente, de verdad que salía exhausta y con el azúcar de mi cuerpo en un nivel muy bajo.
Evaluaciones curiosas para contar he tenido varias. En una ocasión una profesora de la licenciatura que nos impartía Modelos Literarios Medievales nos pidió que a partir de nuestros conocimientos sobre la asignatura, creáramos una historia en la que dialogaran dos personajes de los temas revisados, éstos podían ser dos autores, dos personajes de las obras o dos personajes históricos que hubieran pertenecido a un momento determinado. En la historia debíamos incorporar ciertos elementos que nos había marcado la profesora y que eran relevantes en el estudio de la asignatura, debíamos redactar estas historias en verso o con un tono narrativo específico, sin duda, las producciones eran muy peculiares y algunas muy creativa.
Otra evaluación que fue muy diferente a las que había llevado a cabo fue la que hice el trimestre pasado en Lingüística Computacional. Revisar el examen colgado en el Moodle, hacer los programas, revisar que compilaran y enviarlos al profesor en un archivo en un periodo de dos horas es una situación que, sin duda, me generó mucho estrés.